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lunes, 28 de diciembre de 2009

"Por primera vez una gramática reconoce las normas de cada región"

Publicado por Fuente en 20:21 0 comentarios
Fuente: Clarín.

Hoy son los medios de comunicación los que dan impulso y ratifican la unidad del idioma español. De hecho, más de 300 diarios, de los cuales 31 son argentinos (Clarín y Olé, entre ellos) figuran como fuentes de los ejemplos incluidos en la Nueva Gramática de la Lengua Española, presentada ayer en la Academia Argentina de Letras. Se trata de un trabajo de importancia histórica: es la primera gramática que incorpora usos de la lengua que se dan fuera de España. Ni en la primera, de 1771, ni en la última, de 1931, estuvo contemplado lo que sucedía con la lengua fuera de la Península.

Esta vez se dividió al mundo hispanohablante en ocho zonas lingüísticas (España, México y Centroamérica, Antillas, Caribe continental, Area andina, Río de la Plata, Chile, y Estados Unidos y Filipinas), que trabajaron de manera colectiva a lo largo de 11 años, para que esta nueva versión exhibiera todo lo que comparten y todo aquello en que se diferencian las regiones en materia de lengua. "Por primera vez se reconocen las normas de cada región. Desde el punto de vista social y político es un modelo interesantísimo", señaló Pedro Luis Barcia, titular de la Academia. La responsabilidad del capítulo argentino del trabajo, que fue presentado en Madrid con la presencia de los Reyes de España la semana pasada, recayó sobre la doctora Alicia Zorrilla, quien destacó el carácter "no doctrinal" de la gramática.


Barcia contestó algunas preguntas de Clarín:
-¿El reconocimiento de las ocho áreas lingüísticas significa que la lengua está atomizándose?
El temor a una "balcanización" idiomática de América latina es una constante desde el siglo XIX. Pero incluso en ese momento, cuando se producen los movimientos independentistas, todos ellos consolidan al español como lengua oficial. Hoy los diarios y las telenovelas son el mejor instrumento de unificación idiomática. Los grandes medios gráficos comparten un 98 por ciento de lengua general y sólo se diferencian en un 2 por ciento de lengua local. Esto tiene su explicación económica, porque la utilización de un idioma general les permite acceder a mercados mayores. Es lo mismo que se observa en el campo de las telenovelas, películas y otros productos enlatados.

-La apertura de la Real Academia, reconociendo las diversidades...
Es muy importante. España siempre fue el centro del idioma; ahora es una región más.

-¿Qué pasaría con la lengua si no hubiese una gramática?
No pasaría demasiado. La gramática es una descripción de la lengua. Toma el habla del pueblo, la sistematiza y la devuelve. Hace consciente la forma en que se habla, pero no la produce.


La nueva gramática se editará en tres versiones: una de referencia, otra para estudiantes y un manual para docentes. Los principales compradores de estos libros son los abogados. Para los jueces, parece, si tiene el sello de la Real Academia, no se discute. Paradójicamente, según recordó Barcia, la Constitución Nacional "está plagada de errores gramaticales".


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lunes, 21 de diciembre de 2009

¿Qué hacer con las palabras que nos prestaron las lenguas extranjeras?

Publicado por Fuente en 18:32 0 comentarios

(Publicado por mdzonline)

Muchas veces, al redactar un escrito de índole académica, no sabemos cómo escribir los términos extranjeros y si es lícito utilizarlos. Responderemos, como otras veces, con la voz autorizada del Diccionario panhispánico de dudas, el cual legitima la presencia de términos importados al decir que todos los idiomas se han enriquecido a lo largo de su historia con aportaciones léxicas procedentes de lenguas diversas. Esto significa que los extranjerismos no son rechazables por sí mismos, pero se debe tener en cuenta que su incorporación debe responder, en lo posible, a nuevas necesidades expresivas; además, es preferible que se acomoden al máximo a los rasgos gráficos y morfológicos propios del español.

Debemos distinguir entre EXTRANJERISMOS y PRÉSTAMOS. Los primeros son las voces que usamos tal cual han sido importados desde la lengua originaria. De ellos, no todos son de uso necesario: hay un gran grupo para los que existen equivalentes españoles, con plena vitalidad. Por ello, se censura el empleo de los mismos. Así, por ejemplo, abstract puede ser sustituido por “resumen” o por “extracto”; back-up por “copia de seguridad”; jogging por “aerobismo”.

En cambio, hay otros extranjerismos, muy extendidos, que resultan necesarios, pues no poseen términos españoles equivalentes. Muchos de ellos son de uso internacional, como ballet, blues, jazz, software, hardware. Podemos utilizarlos con total legitimidad, pero con la obligación de resaltarlos topográficamente, con cursiva o con comillas, para señalar su carácter ajeno a la ortografía del español.

Los extranjerismos se transforman en “préstamos” cuando su pronunciación y grafía originarias se han adaptado a las propias del español: así encontramos, entre otros, máster en lugar de la voz inglesa master, escáner, por scanner, pádel, por paddle; popurrí, por pot pourri; queroseno, querosén o querosene, por kérosène o kerosene; críquet, por cricket; rímel, por rimmel.

Al respecto y aunque después dedicaremos una nota especial para ellos, ¿cómo pluralizar algunos términos provenientes del latín, como magíster, hábitat, déficit, superávit, currículum?. Magíster proviene del sustantivo latino magíster y se usa hoy en varios países americanos para designar el título o grado universitario inmediatamente inferior al grado de doctor. También sirve para designar a la persona que posee dicho título. El plural es magísteres, su pronunciación y grafía están españolizadas. En cuanto a su género, si está referido al título, es masculino; si, en cambio, se refiere a las personas, es común en cuanto al género: el o la magíster.

En cuanto a hábitat, déficit y superávit, son hoy sustantivos, pero provienen de formas verbales latinas; sus plurales son, respectivamente, hábitats, déficits y superávits.

En lo que respecta a currículum, va por lo general unido a vítae. Esta locución es INVARIABLE en plural: los currículum vitae. No se acepta ya la pluralización “currícula”, tan corriente en ámbitos académicos. Diremos, pues: Los postulantes dejaron sus currículum vítae en la casilla de correo. Si se suprime vítae, se puede usar la forma españolizada currículo y su plural será currículos.


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miércoles, 2 de diciembre de 2009

Cuando el acento dejó de ser un problema

Publicado por Fuente en 19:01 0 comentarios

(Publicado por mdzonline) Cuando éramos niños y la enseñanza de la ortografía constituía una preocupación para docentes y alumnos, estudiábamos la diferencia de acentuación que existía entre los pronombres demostrativos con función sustantiva y los mismos pronombres con función adjetiva. Reservábamos la tilde para los primeros y la dejábamos de lado en el segundo caso.

La Academia, en su Ortografía de la lengua española, de 1999, ha cambiado esa obligatoriedad al decir, al respecto: “Los demostrativos este, ese, aquel, con sus femeninos y plurales, PUEDEN llevar tilde cuando funcionan como pronombres: Ésos son los regalos, no éstos. Aquéllos ganaron el campeonato. Mi casa es ésta. No llevarán tilde si determinan a un nombre: Las preguntas de aquel exámen me parecieron muy interesantes. El niño este no ha dejado de molestar en toda la tarde”.

La lectura atenta de esta normativa nos centra en el uso FACULTATIVO de la tilde, pues la Academia utiliza el verbo “PUEDEN”, no “deben”. Allí radica la diferencia con las reglas que nosotros usábamos antes. Esto significa que, si la coloco porque no puedo despojarme de mis viejos conocimientos, no he cometido error alguno; si, en cambio, quiero despreocuparme del tema, no necesito fijarme en la función del demostrativo: simplemente, no lo tildo.

Sin embargo, hay dos consideraciones que se deben atender: la primera, es que, a veces, hay riesgo de ambigüedad, es decir, de doble interpretación. En estos casos, la presencia del acento ortográfico señala el modo de desambiguar el sentido confuso de una expresión. Por ejemplo: Digo que ésta mañana vendrá y Digo que esta mañana vendrá. En el primer caso, he tildado el demostrativo porque me estoy refiriendo a una persona determinada; ésta es el sujeto de vendrá. En cambio, en el segundo caso no he tildado el demostrativo porque lo he referido al sustantivo mañana.

Otro tanto ocurriría en expresiones como las siguientes: Todos recibieron obsequios de Juan: éstos, libros y aquéllos, bombones y Todos recibieron obsequios de Juan: estos libros y aquellos bombones. En la primera oración, éstos y aquéllos se refieren a personas que integraban el grupo de “todos”; en el segundo caso, sin tildes y sin comas, estos y aquellos, se refirieron, respectivamente, a libros y a bombones.

La segunda consideración que hay que tomar en cuenta es que las formas esto, eso, aquello NUNCA se tildaron, ni por la antigua normativa ni por la nueva. ¿Cuál es la razón? Esas formas son neutras y, por lo tanto, siempre van a cumplir funciones de sustantivo, nunca de adjetivo, ya que no podrían concordar con sustantivos neutros, pues ellos no existen en español. Esta norma parece ser, muchas veces, desconocida para quienes elaboran mensajes publicitarios, pues al querer poner énfasis en cierto producto o en determinado hecho, tildan aquellas formas e incurren, ellos sí, en un error ortográfico.

Para terminar, cito dos casos más que plantean dudas: las palabras solo y aún. Con respecto a solo, diremos que no tengo obligación de tildarlo: Él vive solo. Solo visitaremos Tucumán. Observo que, en la segunda oración y a pesar de significar “solamente”, no he tildado el término solo. En cambio, si se corriera el riesgo de ambigüedad, tendría que tildar el solo en uso adverbial. Por ejemplo: Pedro vino solo al baile (Pedro vino sin compañía al baile) y Pedro vino sólo al baile (Pedro vino únicamente al baile).

El caso de aún es sumamente claro: lo tildaré cuando signifique “todavía”. Por ejemplo: Aún no resolvimos el problema del agua (Todavía no resolvimos el problema del agua). Pero no lo tildaré – suele ser error frecuente– cuando equivalga a “hasta, también, incluso, ni siquiera”: Aun los niños entienden el problema (Hasta los niños entienden el problema); Todos los presentes, aun los más reacios, votaron el proyecto (Todos los presentes, incluso los más reacios, votaron el proyecto); Ni aun las autoridades pueden solucionarlo (Ni siquiera las autoridades pueden solucionarlo). También se escribe sin tilde la expresión aun cuando: Aun cuando quisiera, no podría hacerlo.

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